Pan con germen.
Pan con salvado.
Pan integral.
Pan blanco.
Parece difícil en principio considerar que el pan tenga propiedades curativas, salvo aquellas derivadas de la procedencia de su harina y por supuesto de sus cualidades nutritivas. No obstante, en un libro sobre alimentación saludable es casi imposible dejarlo apartado, ya que reúne una serie de cualidades que le hacen ser un alimento de primera categoría, mucho más que la carne o los pescados.
El pan blanco se elabora con harina de trigo refinada, de la cual se ha eliminado el germen y el salvado. Es el menos adecuado para la alimentación por ser un alimento desequilibrado.
El pan de molde se elabora también con harina refinada y se le incorpora mantequilla y fécula de patatas.
El pan integral auténtico se elabora con harina integral y su germen, por lo que es un poco más duro que el blanco. Como alimento es muy completo. Existe en el mercado un pan denominado integral que no tiene nada que ver con el auténtico ya que está elaborado con harina refinada y algo de salvado, refinado también.
La pregunta que cualquier persona se hace en cuanto se les explica la diferencia entre el pan integral y el refinado es siempre la misma: «Si se conoce la diferencia y la manera de solucionarlo, ¿por qué se sigue elaborando pan blanco?». La respuesta viene mediante otra pregunta: «Si la gente tiene ya a su disposición en la mayoría de las panaderías todo tipo de pan,
¿Por qué sigue comprando el blanco?».