Inflamación y lesión de la mucosa gástrica.
Los motivos por los cuales se suele producir una gastritis pueden ser de tipo exógenos, erosivos, o infecciosos.
Los motivos externos abarcan multitud de causas, entre los cuales están el consumo de alcohol, el tabaco, algunos medicamentos (especialmente los antiinflamatorios), alimentos muy calientes o condimentados con salsas picantes, alergias alimentarias, toxinas, infecciones gástricas o consumo excesivo de carnes.
La ingestión accidental de ácidos, sales de arsénico, mercurio, plomo, y las quemaduras, puede dar lugar a gastritis muy severas. De igual manera, las enfermedades eruptivas como el sarampión o la escarlatina, y las víricas como la gripe o la neumonía, también pueden ocasionar gastritis.
Eliminación de carnes, sustituyendo la mayoría de los alimentos por sopas templadas con copos de avena.
Alimentos muy adecuados son las acelgas, las peras, el zumo de col, la patata hervida al vapor o el jugo crudo, así como la leche de almendras y la lechuga. Todas las comidas se aderezarán con abundante perejil fresco. También son recomendables las zanahorias hervidas y la alcachofa, en una fase posterior.
Hierbas útiles son el Diente de león, el Llantén y Malvavisco, así como el Azahar si hay componente ansioso. El regaliz, en infusión o masticado, es un remedio tradicional muy eficaz.
Muy adecuados son el Própolis y la vitamina A.
Diariamente se tomará en ayunas agua arcillosa y si la gastritis es producida por algún alimento o producto contaminado se utilizará el carbón vegetal.
Antimonium crudum CH6, Arsenicum CH4, Belladonna CH4, Bismutum subnitricum CH3, Bry onia CH3, Chamomilla CH3, Ferrum phosphoricum CH3.
Para estos tratamientos es aconsejable el manganeso.
El tratamiento de la gastritis aguda ocasional implica el reposo en cama y la no-ingestión de comida alguna. Si el problema se agudiza se impone el ingreso en un hospital adecuado, ya que el mayor peligro está en la hemorragia.