OBESIDAD

Causas:

Se ha mencionado la herencia como factor más determinante, aunque lo cierto es que se heredan más frecuentemente los malos hábitos alimentarios, que la obesidad en sí.

Entre las causas más conocidas están:

Factores sociales, especialmente en mujeres. Se declara por igual en todas las clases económicas.

Factores endocrinos y metabólicos.

Factores psicológicos unidos a depresiones y pérdida de la autoestima. Hostilidad y desprecio hacia uno mismo con tendencia hacia la autodestrucción.

Factores genéticos con un 80% de probabilidades si ambos padres son obesos.

Factores del desarrollo, debidos al aumento del tamaño y número de adipocitos.

Actividad física disminuida, especialmente en antiguos deportistas. Lesiones cerebrales.

En un principio se vio como culpable la excesiva ingesta de hidratos de carbono y posteriormente a las grasas, pero si tenemos en cuenta el aumento de los obesos en el total de la población, a pesar de que se creen conocer las causas, el motivo no debe ser tan simple. Incluso se ha demostrado que las proteínas también se transforman en materia grasa y que las grasas de procedencia vegetal no crean obesidad.

También es frecuente que existan personas que engordan con apenas 1500 calorías por día y otras que consumiendo por encima de las 4000 no ganan peso en absoluto.

Dieta:

La mayoría de las veces el tratamiento es decepcionante, ya que aunque se consiga bajar de peso suprimiendo la ingesta de calorías, el obeso vuelve a comer al cabo de poco tiempo ya que la desnutrición le persigue. Mantener un régimen pobre en calorías, entre 1.000 y 1.800, durante algunos meses, es la mejor manera de contraer enfermedades serias a medio plazo.

Los regímenes hípocalóricos son buenos durante períodos cortos, quizás solamente de fines de semana, pero nunca son recomendables más allá de un mes. Lo ideal es que la persona en cuestión modifique poco a poco sus hábitos de vida y realice una actividad física diaria y moderada. No hay manera de corregir definitivamente la obesidad con cambios bruscos, ni dietas drásticas. Cuando la obesidad se ha generado durante años, son necesarios bastantes meses para corregirla.

Hay que beber solamente agua o con zumo de limón, no consumir productos refinados y utilizar los integrales, no comer carne de cerdo ni de cordero, y la fruta mejor tomarla entre horas y nunca de postre. También es recomendable realizar al menos un día a la semana un ayuno parcial consumiendo solamente piña, fresas o zumo de limón y pomelo.

Por supuesto, comer carne a la plancha no adelgaza en absoluto, como tampoco es recomendable suprimir la sal y los hidratos de carbono. Las grasas vegetales deben seguir presentes en la dieta, puesto que son imprescindibles para la salud. Bajo ningún concepto hay que seguir ciertas dietas consistentes en comer solamente carne de cerdo y embutidos (con el fin de provocar una cetosis), ya que la salud se resentirá en un plazo corto. Nunca se deberán suprimir las frutas y verduras.

Hierbas:

Entre las hierbas de reconocida acción tenemos a la familia de las algas, entre ellas la Espirulina, Fucus, Laminarias y Kelp, las cuales se deberán tomar con preferencia una hora antes de las comidas con abundante agua.

Suelen producir sensación de saciedad, constituyen un alimento muy completo, aportan yodo que estimula el tiroides y actúan sobre el centro hipotalámico del apetito frenándolo, sobre todo la Espirulina.

Otras plantas medicinales de buena reputación son: la Malva, los estigmas del Maíz, el Abedul, la Cola de caballo, los rabos de Cereza, el Marrubio, el té de roca, la Ulmaria, el Hinojo, la Ortiga verde y la Albahaca.

Nutrientes:

El regaliz y el zumo de zanahoria, así como los guisantes, el pomelo, el perejil y la piña, son alimentos de buena fama como adelgazantes. La vitamina B2 y los aminoácidos Tirosina y Fenilalanina, son otros buenos auxiliares a largo plazo.

Complementos:

Localmente se pueden dar masajes con aceite de Enebro, Geranio y Ciprés, o ponerse compresas de Hiedra o Fucus.

Homeopatía:

Fucus vesiculosus 2 DH, Thyreoidinum 4CH.

Oligoelementos:

Entre los minerales adelgazantes tenemos el yodo, calcio, magnesio y cromo. Mezcla muy adecuada de oligoelementos es la asociación zinc- níquel-cobalto.

Otros:

El obeso debe definirse en el espejo y nunca en la báscula, ya que si no lo hacemos así consideraremos obeso a un culturista y delgado a un maratoniano. Las tablas relativas a peso/altura no son adecuadas y es la persona afectada quien debe decidir si está obeso o no.

Mientras su aspecto sea homogéneo y hasta cierto punto esbelto, no debe considerarse obesa y dejar este término para casos de auténtica desproporción entre las diferentes partes de su cuerpo.

Si el abdomen no es prominente, la cintura existe y las nalgas no acusan un volumen desproporcionado, nunca deberemos hablar de obesidad y solamente lo haremos de exceso de peso con respecto a un patrón estético.

Mucho más rebeldes y preocupantes son las obesidades localizadas, ya que la persona puede estar aparentemente delgada y poseer abundante materia grasa en alguna parte de su cuerpo, como suele ocurrir en las nalgas, muslos o vientre.

Si a esto añadimos la celulitis, el deterioro estético es enorme y puede amargar la vida a quien lo padece.

Acumulación excesiva de grasa en el tejido adiposo.

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