Nos dicen a menudo que nosotros podemos conseguir todos los nutrientes que necesitamos de una dieta bien equilibrada, pero esto puede ser muy problemático para un atleta profesional.
Incluso las personas sedentarias pueden tener momentos de intensa actividad y les será difícil precisar qué cantidad de nutrientes necesitan en ese momento. Los músculos dependen de una inmensa serie de interacciones electroquímicas y los atletas ponen una tensión considerable en sus fibras musculares, a menudo violentamente, en cada movimiento que efectúan. Cuando están entrenando y desarrollando su potencial, buscando ser el mejor, hay un momento en el cual no logran nuevas ganancias, pues han alcanzado un límite conocido como «contestación adaptable», más allá del cual es muy difícil mejorar e incluso pueden existir regresiones.
La contestación adaptable, o estabilizar el rendimiento funcional, se relaciona directamente con el metabolismo o la producción de energía dentro de las células. Lograr ganancias más allá exige disponer de un metabolismo mejor y eso requiere una nutrición de alta calidad. Cada minuto, trescientos millones o más de células en nuestros cuerpos se adaptan a las circunstancias y funcionan a pleno rendimiento. La mayoría de ellas son reemplazadas inmediatamente por otras o son divididas. La actividad atlética acelera la destrucción de las células, lo mismo que acrecienta las necesidades de nutrientes.
Las algas son usadas por algunos atletas como una fuente de energía rápida. Suelen guardar esta energía directamente como glucógeno, mientras que la mayoría de las proteínas e hidratos de carbono no consiguen proporcionar energía rápida porque primero tienen que convertirlas en glucógeno.