Una colonia de abejas está formada por varios cientos de zánganos y hasta 100.000 obreras, aunque su rápida mortandad hace que una abeja reina nunca llegue a ser madre de más de 250.000 cada vez.
Los zánganos carecen de aguijón y su misión principal es fecundar una sola vez a la reina durante el vuelo nupcial, aunque la cantidad de espermatozoides que poseen son tantos y de tan alta calidad, que permite a la reina conservar sus facultades fecundadoras durante varios años.
Una vez finalizado el acto sexual deben abandonar la colonia ya que en caso contrario las abejas obreras les exterminan con su aguijón, por eso lo normal es que las colmenas estén solamente habitadas por insectos hembras.
Estas abejas obreras se desarrollan a partir de huevos fertilizados y su condición de estériles les condiciona para labores como la limpieza, recolección del polen, ventilación de la colmena, acumulación del néctar y por supuesto la transformación de su alimento en miel, la cual utilizan también para elaborar ceras que a su vez servirá para dar solidez al panal. La jalea real, que en esencia es un alimento casi exclusivo para la reina, sirve no obstante durante los tres primeros días de la salida de las larvas para alimentarlas, ya que su riqueza en nutrientes es tan completa como la leche de las vacas para los terneros.