Considerada frecuentemente como la más antigua de las artes curativas, el masaje está en numerosas formas de curar por medios naturales, empleado en solitario o en conjunto a otras técnicas. Un terapeuta experimentado y especializado, con un conocimiento completo de anatomía y fisiología, además de una gran sensibilidad en las manipulaciones, puede ayudar a mejorar e incluso puede corregir cualquiera de las alteraciones siguientes: dolores en general, tensión excesiva de hombro y cuello, artritis y otras enfermedades reumáticas o neuralgias.
También elimina la tensión, la fatiga mental y física, contribuyendo a quitar productos de desecho que se generan en los músculos después del deporte. Ayuda a evitar calambres y otros espasmos musculares; mejora el tono de los músculos; rehabilita a los pacientes después de un golpe; reduce el tiempo curativo de las fracturas, da calidad al descanso; previene la angina de pecho; mejora la circulación; rompe y previene las adherencias que afectarían a una correcta movilidad; mejora la función de los órganos internos, la digestión, el sistema linfático, la respiración nasal y la sinusitis. Por último, podemos encontrar beneficio en los problemas bronquiales, así como en todos los tipos de dolores de cabeza y migraña, la tensión premenstrual y los problemas de la menopausia. Se percibe incluso una mejora en la reducción de las arrugas y posee un interesante efecto rejuvenecedor.