RELAJACIÓN

Algo tan placentero y benéfico como es la relajación supone el mejor remedio para sobrevivir en un mundo tan conflictivo y agresivo. No se trata de abandonar la guardia, de ir por el mundo como un monje benefactor que aguanta toda clase de insultos y malos tratos, sino de preparar nuestro cuerpo y nuestra mente para tratar de lograr el equilibrio que necesitamos para no ser devorados demasiado pronto. Aunque al final de la existencia nuestras mermadas fuerzas nos
impedirán aguantar el avance de los nuevos buitres y tendremos que aislarnos lo más posible en nuestro pequeño reducto familiar, habremos conseguido cumplir ya la mayoría de nuestros sueños.
Pasos a seguir para una relajación profunda:
1. Elija un lugar tranquilo, ventilado y en el que no pueda entrar nadie de improviso. Respecto al ruido, si los sonidos son familiares, bien conocidos, no hay problema porque conseguirá aislarse de ellos.
2. Póngase tumbado boca arriba, con los pies ligeramente separados, los brazos a lo largo del tronco, las manos relajadas y la cabeza suelta, reclinándose de manera natural. No ponga almohadones ni colchones debajo de su cuerpo.
3. La boca suelta, semiabierta, los ojos semicerrados y la mente concentrada en relajar el cuerpo.
4. Haga tres respiraciones profundas y completas.
5. Cada vez que saque el aire de sus pulmones afloje un músculo, hasta que haya conseguido relajar todos.
6. Concéntrese entonces en lograr no sentir ninguna parte de su cuerpo, como si su alma hubiera salido flotando de él.
1. Cuando consiga todo lo anterior sitúe su mente solamente en la respiración y trate de lograrla cada vez más lenta y profunda.
2. Si ya cree que ha conseguido dominar totalmente su cuerpo deberá ahora guiar sus pensamientos, al principio solamente observando las imágenes que acuden a su mente, sin analizarlas.
3. Ahora es el momento de vaciar sus pensamientos, de que se haga el silencio en su mente y que sus emociones no existan, ni siquiera las buenas.
4. Si ha conseguido todo lo anterior, también conseguirá aislarse tanto del exterior que ya no perciba sonido alguno y ni siquiera la luz entre en sus ojos. La oscuridad y el silencio más absoluto llegarán a Vd. En ese momento y si su experiencia es muy alta, conseguirá integrarse con el universo.
Razonamientos de una persona nerviosa
La mayoría de las personas que se consideran «nerviosas» reconocen que lo son y que les gustaría corregirse; sin embargo, encuentran tantas justificaciones a sus alteraciones, tantos culpables, que se resignan a su desgracia y no encuentran caminos para la estabilidad.
La patología del «nervioso» y sus justificaciones para serlo no son nuevas y una simple conversación con cualquiera de ellos será una copia exacta de otra que podamos tener con cualquiera afectado del mismo síndrome. Son tan iguales que los psicólogos establecen enseguida su diagnóstico certero con ellos. Lean sus f rases más habituales y si Uds. se identifican con al menos un 50% de ellas entrarán a formar parte de esa legión de incondicionales del nerviosismo.
«Me gustaría llevarme bien con esa persona, pero es que me pone nervioso».
«No logro integrarme en un grupo de personas porque me pongo nervioso».
«No consigo concentrarme en mi trabajo».
«Es que mis nervios me traicionan».
«Cuando alguien me contradice soy muy agresivo y luego me arrepiento».
«No sé qué camino tomar y esto me altera».
«Sé que es difícil convivir conmigo a causa de mis nervios pero no puedo evitarlo».
«La culpa de ello lo tiene esta sociedad en la que me ha tocado vivir». «No soporto el ruido».
«No te soporto y me pongo nervioso nada más verte».
«Mi trabajo me tiene estresado».
«Lo que necesito es evadirme de mis problemas, aislarme de la gente que me incordia».
«No encuentro paz interior».
«Estoy siempre tan nervioso que luego me faltan fuerzas para mi trabajo».
Y mil ejemplos más.
Mientras que en otras alteraciones o problemas del carácter la persona afectada se siente enferma y que necesita ayuda médica, la persona «nerviosa» siempre encuentra un culpable, sea compañero, familiar, trabajo o entorno. Es como cuando tenemos una infección que echamos la culpa a la bacteria que nos está incordiando y nunca a nosotros mismos que le hemos dado la oportunidad de desarrollarse en nuestro interior. Sin embargo, detrás de muchas personas consideradas nerviosas hay enfermedades perfectamente definidas y que deberían ser tratadas adecuadamente por un profesional, evitando así que bajo el epígrafe de «nervios» permanezcan sin solución trastornos mucho más serios.
Musicoterapia
Tan importante es la música para el desarrollo del carácter de las personas que se ha podido comprobar incluso el efecto que tienen los sonidos musicales en el desarrollo del niño cuando está en el útero materno. Mediante la simple medición con ecografías y fonendoscopios en madres que escuchaban distintos tipos de música, se comprobó que mientras que la música clásica producía movimientos lentos del niño y ninguna alteración de sus constantes cerebrales y circulatorias, la música Rock le provocaba movimientos nerviosos y aumentos de su frecuencia cardíaca. Este efecto, además, se notaba incluso cuando el niño había nacido si volvía a escuchar el mismo tipo de música, observándose con claridad que la música Rock le producía excitación e irritabilidad aunque fuera a poco volumen.
¿Quiere decir esto que la música Rock es perjudicial y la clásica beneficiosa?. No exactamente, ya que ha quedado demostrado que toda la música modifica el comportamiento y que sabiamente aplicada una y otra, en el momento adecuado, se puede influir sobre la conducta y el carácter de las personas.
La música hay que emplearla bajo tres parámetros:
Cadencia o ritmo.
Intensidad o volumen.
Frecuencia o posición en el pentagrama.
Notas agudas a bajo volumen:
Son agradables de escuchar, nos invitan a despertarnos con relax, nos predisponen al trabajo y nos dan alegría. Son antidepresivas y nos proporcionan felicidad. Ejemplos naturales de ello tenemos el canto de los pájaros, el canto de los grillos y los juegos de un niño pequeño. Pocas personas son capaces de no sentirse felices ante estos sonidos, especialmente si se dan en un día soleado de primavera.
En cuanto a la música tenemos a los sonidos del violín, el clarinete y la clave, como elementos más significativos, así como la mitad derecha de las teclas del piano, el arpa y la guitarra clásica.
Notas agudas con alto volumen:
Constituyen una llamada de alerta, una nota de atención vigorosa, que nos despierta del sueño con rapidez. Estas notas pueden actuar decisivamente sobre grupos enormes de gentes y hacerles actuar a todos en un mismo sentido. Como factor negativo, pueden irritar seriamente el sistema nervioso y auditivo, obligándonos a realizar acciones que no haríamos en un estado de tranquilidad.
Como ejemplo de ello tenemos las trompetas en los ejércitos que son capaces de parar a un ejército enfrascado en la batalla, y las sirenas de alarma o de paro de la jornada laboral. El grito agudo de un niño pidiendo socorro nos mueve rápidamente a la acción, del mismo modo que el chirriar de un coche frenando nos produce pánico.
Como instrumentos musicales característicos estarían la guitarra eléctrica, la trompeta y los platillos de la batería golpeados por baquetas. Y en cuanto a sonidos de la naturaleza encontramos la caída del rayo y el soplar del viento huracanado.
Notas agudas a alto volumen y muy rápidas:
Son la forma auditiva que más rápidamente influye en las personas y que más cambios corporales genera. Nos invitan al movimiento corporal, nos predisponen a mezclarnos con grupos de gente y casi nos obligan a seguir una dirección determinada.
Emocionalmente mejoran la apatía, la debilidad de carácter y los complejos. En el aspecto negativo ya hemos dicho que tienen un efecto muy perjudicial sobre los oídos, son irritantes del sistema nervioso hasta el punto de descontrolarnos, aumentan la agresividad y perjudican las relaciones sociales íntimas y personalizadas.
Instrumentos musicales que produzcan habitualmente estos sonidos son la batería, la guitarra eléctrica y los solistas de música rock, mientras que en la naturaleza los encontramos en la caída del agua de una gran cascada, el desbordamiento de los ríos o un enjambre de cigarras.
Notas graves a bajo volumen:
Son las notas más sedantes, las que nos motivan a movernos con lentitud, con paciencia y las que invitan a la reflexión.
Pueden calmar rápidamente a grupos de personas discrepantes, provocar el sueño de un niño inquieto y producir una relajación muscular y nerviosa rápida y eficaz.
En la naturaleza abundan los ejemplos de ello, como son el sonido de una noche en calma, el movimiento de las olas del mar o el vibrar de los campos. También encontramos estos sonidos en las palabras serenas de un abuelo, el mugir de las vacas, la respiración durante un sueño profundo y un pequeño ventilador.
En cuanto a los instrumentos musicales tenemos al contrabajo, el oboe y el violonchelo, entre otros.
Notas graves a fuerte volumen:
Son notas intimidatorias, que obligan a detenerse ante la presunción del peligro. Nos producen miedo o al menos prudencia y nos invitan a movernos con extrema lentitud. Se emplean generalmente para infundir pánico y para obligar a la reflexión inmediata a personas muy agresivas.
Como instrumentos musicales más característicos tenemos a los timbales, empleados abundantemente por los ejércitos en su avance hacia el enemigo, el saxo barítono y el trombón.
En la naturaleza lo escuchamos en las avalanchas de tierra y nieve, los movimientos sísmicos, el trueno, el rugir de un animal salvaje o en el estallido de un volcán en erupción. Una explosión, un tornado o un maremoto, son otros ejemplos de estos sonidos que sobrecogen hasta al más fuerte.
Si la cadencia es muy rápida, como una manada en estampida, una ametralladora o cientos de personas corriendo, el efecto de pánico puede ser incontrolable.

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