El ácido fólico es necesario para prevenir un defecto de nacimiento causado por un malformación del tubo nervioso, además de ser eficaz para prevenir una enfermedad cardíaca muy habitual.
El problema reside en la homocisteína, un aminoácido que a veces, en algunas personas, está en grandes cantidades en la sangre y cuy o nivel es capaz de controlar el ácido fólico junto con la vitamina B12.
La dosis diaria es de 10-30 mg por vía oral, aunque hay que tener en cuenta que este tratamiento no cura todos los tipos de anemias, la ferropénica entre ellas, y puede inducir a error en los análisis. Es más, de administrarse prolongadamente como tratamiento único se puede producir una degeneración del sistema nervioso a causa de una anemia mal curada por aumentar los requerimientos de B12. Por tanto y aunque se puede administrar inicialmente para restablecer rápidamente las cifras de hematíes y tratar depresiones intensas o psicosis, antes de una semana se deben administrar conjuntamente el resto de los antianémicos conocidos, entre ellos el hierro y la B. Es muy útil en la menopausia ya que consigue incrementar la cantidad de estrógenos segregados por los ovarios, evitando así las sensaciones molestas como los sofocos o la tendencia a la displasia del cervix.